Autor: admin | 11/11/2016
Por Julio Brito
¿Cómo la pasará la industria automotriz en México con el nuevo presidente electo Donald Trump? La respuesta corta es mal e incierta. Los fuertes desencuentros que tuvo con Ford y su presidente Mark Field, cuando anunciaron una nueva planta de ensamble en San Luis Potosí enfureció de tal manera al empresario, que amenazó con imponer un arancel del 35 por ciento, en cuanto se iniciara la exportación a la frontera norte.
Con semejante amenaza cualquier empresario o empresa a estas alturas del partido estaría en terapia intensiva; sin embargo, hay algunas señales que pudieran ser suficientes para que Trump permita la inversión automotriz en México. El primer argumento es que si las armadoras de Estados Unidos quieren ser competitivas necesita ensamblar en México. De lo contrario los costos se les van de las manos.
La segunda es que se producen en México autos compactos y subcompactos, con la promesa de que los vehículos altamente equipados, de tecnología de punta y que requieren de su ensamble complicado y de obreros altamente calificados, entonces será en Estados Unidos. Esta división permitirá continuar con flujos de inversión productiva.
Y es que la industria tiene en puerta cinco arranques de producción. Audi ya está en plena labor en San José Chiapa con la SUV Q5, KIA ya produce en Pesquería, Nuevo León el Forte y Rio, Ford prepara su planta de San Luis para el Focus, BMW también construye planta en San Luis Potosí, sobre la carretera 57. Nissan y Daimler preparan instalaciones para autos de lujo subcompactos Infiniti y Mercedes Benz y Toyota el lunes pone la primera piedra de lo que será la factoría para ensamblar la nueva generación de Corolla.
La situación no es cosa menor para la industria automotriz en México, que está en plena ebullición, por eso se requiere de un planteamiento serio y abierto sobre el futuro del Tratado de Libre Comercio. Sobre esa sabe desde hace más de 20 años se han hecho las inversiones y la estrategia global. No se puede, de la noche a la mañana dar vuelta de timón.
Por otro lado, se espera una política de emisión de gases, por parte de la administración de Trump más llevadera con la industria automotriz. De alguna manera estaba siendo llevada a inversiones en autos híbridos, por el presidente Obama, en donde el tema ambiental estaba en primera línea. Parece ser que el nuevo presidente Republicano presionará menos a la empresas al cambio energético.