Autor: JULIO MARCELO BRITO ALVISO | 25/05/2022
Por primera vez en la historia la zona metropolitana del Valle de México tiene la gran oportunidad de combatir y erradicar de raíz la contaminación ambiental con un plan de largo plazo. No se trata de demagogia o buenos deseos. La industria automotriz, que es señalada de generar más del 70 por ciento de la polución tiene como meta erradicar su huella de carbono para el 2050 y anunciaron inversiones por 340 mil millones de dólares a nivel mundial en producir vehículos cero emisiones para el año 2030. La banca ofrece financiamiento con tasas preferenciales a empresas sustentables, del giro que sea. Santander administra fondos verdes por más de 70 mil millones de dólares y las bolsas de valores premian los proyectos como Tesla, que producen vehículos eléctricos, de tal suerte que es la firma automotriz mejor valorada del mercado, no por su tamaño, sino por ser ecológica.
La Comisión Ambiental de la Magalópolis se ha quedado corta en su lucha contra la contaminación y se conforman con seguir la misma estrategia de 1989, cuando empezó la restricción vehícular, cuando los índices de contaminación llegaba a niveles alarmantes para la salud humana. En los siguientes años sólo se han instrumentado variantes, que hoy aterrizan en restringir más circulación.
Desgraciadamente la creación de la CAMe lo único que ha hecho es ser escudo de las autoridades en turno, bajo el argumento de que la contaminación por gases no es cosa de un estado o entidad, sino de un puñado de cinco. Así, una autoridad con otra se echan la bolita, pero no se ataca el problema y hoy tenemos los ciudadanos cada vez más restricciones, graves costos en salud, económicos e inseguridad.
La contaminación en el Valle de México sólo puede disminuir en programas de largo plazo. No hay varitas mágicas. El primer objetivo sería disminuir el 25 por ciento las emisiones para el año 2030. Es totalmente factible y las autoridades en realidad sólo tienen que coordinar y promover políticas publicas sustentables. La primera de ellas es el uso masivo de vehículos eléctricos, como actualmente lo hace China.
No es sueño, ya están aquí. La meta es meter 9 mil camiones eléctricos de aquí al 2030 y que el parque Vehícular particular eléctrico llegue al 20%. La gran industria hace tiempo se fue del Valle de México y sólo quedan centros de distribución. La central termoeléctrica y la refinería de petróleo en Hidalgo, clasificadas entre las cinco más contaminantes del mundo por la NASA, deberán asumir un plan ambiental a cumplir en los próximos 6 años.
Estados Unidos está subsidiando autos eléctricos hasta 9 mil dólares para hacerlos mercantilmente competitivos respecto a los autos de combustión interna. Aquí es factible instrumentar esquemas para que las industrias cambien a transportes eléctricos y que se apoye a quienes decidan dar el saldo al auto eléctrico. Si comparamos costos-beneficios para la salud del ciudadano sabremos que es positiva la inversión, porque no es para un sexenio o dos, sino para decenas de años. Resolver la contaminación en lo que fue la Región más Transparente sería una gran herencia para nuestros hijos.