Autor: JULIO MARCELO BRITO ALVISO | 14/02/2020
La semana pasada Toyota, que en México dirige Tom Sullivan inauguró su segunda planta en México. La primera se ubica en Ensenada, Baja California y donde producen 160 mil unidades anuales y la segunda en Apaseo el Grande, Guanajuato, donde se ensamblaran 100 unidades anuales de la famosa pick-up Tacoma con una inversión de 700 millones de dólares. La producción de ambas factorías se destinará en 95 por ciento al mercado de Estados Unidos, por lo que significa un fin y un principio con respecto a los tratados comerciales en la región de Norteamérica.
La planta de Toyota en Apaseo el Grande, que dirigirá Francisco García, significan las últimas inversiones automotrices en el marco del Tratado de Libre Comercio que se firmó en 1994 y tendrá los beneficios de la transición rumbo al llamado T-MEC recién aprobado por México y Estados Unidos y que sólo dura 7 años. Durante la inauguración de la planta el gobernador de Guanajuato, Diego Shinue comentó que la entidad es la que alberga la mayor inversión japonesa automotriz y es que ahí se establecieron las ensambladoras de Mazda, que acaba de celebrar la fabricación de su unidad un millón en Salamanca y también está una gran factoría de Honda, donde se produce la HR-V.
La planta de Toyota ha vivido un mundo de turbulencias. Durante más de 10 años mostraron interés en producir en México, pero fueron de las últimas inversiones en llegar, aún atrás de Mazda. Luego. Cuando se decidieron el presidente de Estados Unidos Donald Trump la boicoteo con tanta fiereza que los hicieron cambiar de planes.
A pesar del recorte la planta cuenta con tecnología avanzada y cubre aspectos en sustentabilidad, al incorporar una planta para tratar el 85 por ciento de agua, que se utiliza básicamente en el proceso de pintado y tiene flexibilidad para incorporar otros modelos, aunque sus inversiones fuertes están en Estados Unidos con 12 factorías y México queda como un campo de pruebas para saber los alcances del T-MEC recién firmado.
