Autor: admin | 31/01/2017
Por Adrián Arias en La Crónica de Hoy
Estados Unidos podría violar los estatutos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en caso de que cumpla sus amenazas de imponer aranceles a las importaciones automotrices; ello implicaría su salida de dicha organización, lo que le generaría conflictos con las 160 naciones que la integran; sin embargo, se espera que Donald Trump impulse otras medidas para desincentivar la compra de automóviles fabricados en México, sin necesidad de imponer dicho arancel, adelantaron analistas.
Trump ha señalado en sus redes sociales que impondrá un arancel de 20 por ciento a los automóviles provenientes de México, a fin de fomentar el mercado interno en Estados Unidos y para obligar a las automotrices a fortalecer su producción dentro de la Unión Americana.
El comercio internacional ha sido la principal fuente de crecimiento económico para Estados Unidos y el mundo, si Estados Unidos saliera de la OMC o cancelara el TLCAN, sería un error costo que pudiera tener implicaciones financieras para dicho país, dijo a Crónica Jaime Zabludovsky, presidente del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.
Carta bajo la manga. Hasta ahora no se conoce la política comercial que impulsará Trump más allá de lo que ha publicado en su cuenta de Twitter; sin embargo, en los mercados y en el entorno de los analistas ha trascendido que Trump analiza imponer medidas fiscales al interior de Estados Unidos, para desincentivar la compra de automóviles fabricados en México y con ello evitaría imponer un arancel a las importaciones mexicanas para evadir un conflicto con la OMC.
La medida consistiría en que las importaciones provenientes de México no serían deducibles de impuestos. Actualmente, las empresas tienen derecho a deducir impuestos sobre algunos componentes o insumos de sus productos, a fin de pagar menos gravámenes dentro de un esquema similar al ISR en Estados Unidos. Se trata de algo similar a un estímulo fiscal, es decir, un descuento de impuestos.
“El empresario tiene derecho de deducir insumos para no pagar impuesto sobre la renta de algunas compras, y del resto sí pagan impuesto. Si le quitan esa deducción, pagarían impuestos sobre el total. Si ello se concreta, haría que las empresas paguen un impuesto más alto de lo que pagarían si fueran deducibles”, explicó Iván Jaso, experto de PricewaterhouseCoopers (PWC).
“Ello tendría costo directo para el consumidor en Estados Unidos”, dijo a su vez Norma Gascón, analista de dicha consultoría.
Beneficios. Para las armadoras automotrices hay beneficios de producir sus autos en México para después venderlos en la Unión Americana, ya que les resulta más barato.
Producir un auto compacto en Estados Unidos cuesta en promedio mil 300 dólares más que en México, lo que representa un sobre costo de hasta 300 millones de dólares anuales; además, en México un trabajador de una ensambladora automotriz gana cerca de 8.25 dólares por hora, mientras que en Estados Unidos se pagan 25.5 dólares, de acuerdo con datos de PWC.
De esta forma, en Estados Unidos las empresas le pagan tres veces más a un trabajador de una armadora, en comparación a lo que se le paga a un trabajador mexicano.
Ello ha permitido que México sea el octavo productor de vehículos a nivel mundial. Doce estados tienen plantas armadoras fabricantes de vehículos ligeros y motores. Tras la firma del TLCAN, las exportaciones automotrices incrementaron su valor de 10 mil a más de 90 mil millones de dólares. Al cierre de 2016, las exportaciones sumaron 2.7 millones de unidades, un crecimiento de más de 300 por ciento desde la firma del TLCAN.
Guerras comerciales.
El conflicto de la industria automotriz podría sumarse a la lista de guerras comerciales entre Estados Unidos y México.
Una de ellas fue la llamada “guerra del aguacate”. En diciembre de 2001, México intentó exportar aguacates a Estados Unidos, pero el gobierno de ese país impuso restricciones bajo el argumento de que el intercambio comercial implicaba el riesgo de plagas para el aguacate que se producía en California.
Tras intensas negociaciones que no tuvieron éxito, México impuso barreras arancelarias al maíz de ese país, lo que orilló a Estados Unidos a relajar su postura con respecto al aguacate.
Otro conflicto fue el del Atún, cuando en 1980 tres barcos atuneros estadunidenses fueron detenidos por pescar ilegalmente en aguas mexicanas. Tras la captura, el gobierno de ese país aplicó un embargo a la importación de atún aleta amarilla procedente de México.
Las discusiones entre ambos países se prolongaron durante décadas, dentro de las cuales Estados Unidos argumentó que los métodos de pesca de atún, por parte de embarcaciones mexicanas, afectaban a otras especies como los delfines.
En 2004 se levantó el embargo y se impuso la condición de que las latas del producto llevaran la etiqueta Dolphin Safe (delfines protegidos).
El etiquetado fue negado a exportadores mexicanos, pero en cambio se entregó a otros con reportes de alta mortalidad de delfines. Por ello, México inició otra controversia ante la OMC, que se resolvió a su favor y en donde se obligó a Estados Unidos a modificar la Ley de Protección de Mamíferos Marinos, o aplicarla de la misma forma a todos los exportadores de atún.