Autor: admin | 11/06/2014
Erick Larios
Comenzando con un Chiste que hicimos en Visión Automotriz les podemos decir que gracias a que el SONIC RS está equipado con 10 bolsas de aire, si cayera al mar por accidente, flotaría ó si hubieran equipado a TITANIC con este equipo de seguridad, la historia hubiera sido otra .
La realidad es que el Chevrolet Sonic RS pertenece al segmento de los hatchback compactos deportivos, donde compite con los turbocargados: VW Polo GTI 1.4T, 321 mil pesos, Seat Ibiza FR 1.2T, 239,600 pesos, Ford Fiesta ST 1.6T 319,500 pesos, Peugeot 208 GT 1.6T 339,900 pesos, Fiat 500 Turbo 1.4L 299,300. Mientras que el SONIC RS 1.4T Tiene un precio de 269,900, siendo el segundo sde mejor precio de su segmento.
Aunque ya conocíamos desde el 2012 a su hermano SONIC sedán al ver al RS sabemos que esta elaborado con otra fórmula y dirigido otro tipo de público, que busca motores potentes y ágiles pero que no por eso sacrifiquen un gran rendimiento de gasolina. Desde hace tiempo Chevrolet no sacaba un hatchback como lo era el Astra, entonces la marca vuelve a apostar a autos deportivos.
Desde que vemos el Sonic RS podemos notar carácter, y es que bajo su cofre nos ofrece un motor 1.4 litros turbocargado de 138 caballos de poder, con un torque de 148 lb-pie, que comparte con sus hermanos Cruze, Trax y Buick Encore. Transmisión manual de 6 velocidades al frente. Una suspensión rebajada 10mm (que parecen más) dirigida a un manejo más deportivo. Por fuera vemos un frente agresivo donde resalta su parrilla de panel y sus faros con fondo negro, unas calaveras con cortes agudos y una salida del escape cromada de buen tamaño.
En el habitáculo mejora aún más con asientos y volante forrados por la combinación de piel y ante con costuras rojas que aparte traen bordado y repujado el apellido RS. Un sistema de entretenimiento conformado por MyLink el cual es una pantalla “touch” a colores de 7 pulgadas que dentro de sus funciones destacan el uso de Bluetooth y la compatibilidad con SIRI para IPHONE, que gracias a sus 4 bocinas y 2 tweeters logran una buena combinación. Un cluster que simula el de una motocicleta (RPM en análogo y velocímetro digital), que de igual modo sirve para la información de la computadora de viaje.
La hora de la verdad llegó y con eso nos referimos a su manejo. Desde que giramos la llave comenzó la verdadera diversión. Al salir del estacionamiento hacía la calle el turbo hizo su presencia con una buena patada desde bajas revoluciones (algo que no nos esperábamos). Para poder sacarle jugo a este pequeño tomamos la Supervía que va desde Luis Cabrera hasta Santa Fe, una distancia y un tramo libre de tráfico que nos permitió probar el motor en la zona roja del tacómetro. Como ya habíamos mencionado su despegue es ágil gracias a su briosa respuesta y estupendo escalonamiento de marchas de su transmisión.
Su respuesta en curvas es contundente gracias a su buena distancia entre ejes lo cual evita el sobre viraje. La verdadera magia comienza cuando apagamos el control de tracción (StabiliTrak), botón situado entre la palanca y el portavasos en la consola central, El SONIC RS cambia por completo y se vuelve agresivo y contundente. Sabemos de antemano que no es el más rápido de su segmento pero en verdad es un digno contrincante. Con respecto a la suspensión les podemos decir que es un manejo más firme que el de su hermano Sedán, pero no es tan duro como el VW Polo GTI, situación que no vemos tan mala ya que no vuelve el viaje cansado y tedioso, sobre todo en la ciudad.
Uno de los detalles que encontramos es la falta de firmeza en la caja de cambios, nos gustaría un poco más trazados los cambios. Otra situación que notamos es que tiene un punto ciego significativo el cual es en el poste trasero derecho, pero nada a lo que uno no se pueda acostumbrar, aparte los ingenieros de Chevrolet acoplaron espejos bifocales que te dan una visión más amplia del panorama.
Desde su lanzamiento, el Sonic RS no fue el mejor recibido por el público, ya que dicen que es la cruza entre el Sonic sedán y el Spark. Creemos que es un prejuicio ya que a donde llegábamos robaba miradas.