Autor: admin | 27/05/2016
Impactante desde afuera y poseedor de una ficha técnica envidiable para cualquiera, el estilizado super deportivo americano, Corvette Stingray nos sedujo a través de todos nuestros sentidos
Texto y Fotos: Eduardo Jiménez
El fin de semana llegó, solo tienes en mente divertirte, salir de la rutina, emprender un camino lejos de la ciudad. Apenas empieza a asomarse el astro rey y tu ya estás a bordo de tu Corvette Stingray, oprimes el botón de ignición e inevitablemente tu piel se eriza ante el ronco sonido de su motor V8 con 460 equinos que empiezan a gorgojear desde sus entrañas dispuestos a entregarte la mejor de las experiencias tras el volante; que mejor melodía que esa para subir el par de revoluciones a nuestro corazón.
Ajustas tu postura correcta en el asiento -completamente de cubo- con alma de magnesio y revestido en fina piel con detalles de fibra de carbono, una tarea sorprendentemente sencilla y rápida, aquí, en el habitáculo, te das cuenta que los mandos e instrumentos parecieran observarte y esto se debe a su perfecta disposición, donde la ergonomía es el común denominador.
Ahora sí, todo está casi listo, engranamos drive en su palanca automática y nos dejamos llevar por el Corvette “Stingray”, si nuestro móvil -sea un Android o iOS- ya está empalmado al sistema de infotenimiento, la pantalla táctil de ocho pulgadas mostrará nuestra información rápidamente y podremos seleccionar nuestra canción favorita que bien podría ser Live For This de Hatebreed para acompañar este triunfal momento, donde al fin nos fusionamos en uno con el auto.
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DISPUESTO A COMPETIR
Estar tras los mandos de este bólido americano es trasladarnos a un verdadero cockpit de competición. El volante, de 360 milímetros, achatado en la parte inferior y con paletas de cambio tras de sí, proporciona un gear único, cómodo para las maniobras comunes, pero perfecto para un manejo exigente. Toda vez que iniciamos nuestro trayecto, la ciudad y sus irregularidades nos reciben inmediatamente, pero nuestra unidad de pruebas nuevamente nos sorprendió. La marcha es, si bien un tanto dura por su naturaleza, el sistema Magnetic Selective Ride Control se encargó de realizar los ajustes necesarios para que nuestro desplazamiento no se convirtiera en un calvario. Es impresionante, pero funciona, los ajustes que se realizan en apenas 10 a 15 milisegundos hacen un trabajo destacable, incluso en los odiados “topes”. Esta propiedad se magnifica en carretera, pero en pista, nos deja conocer su verdadera intención: la de otorgar el mejor manejo a bordo de un deportivo.
Nuestro camino nos condujo a las instalaciones de la pista Offroad México, en Toluca, Edo de Mex., donde nos decidimos a comprobar las bondades del auto en pista. Seamos conscientes, probar un auto de estos requiere de un ambiente propicio, y bueno, más allá de la diversión, enfocamos nuestros sentidos a la objetividad. Los resultados, simplemente los esperados. En cuanto a manejo de alto performance, el auto contiene un aplome virtuoso, logrando que los trazados en curva sean prácticamente perfectos. Incluso, nuestro copiloto, con una imborrable mueca, alzó su pulgar en señal de agrado, señal de que hasta el momento, todo iba muy bien.
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Realizar maniobras extremadamente exigentes o jugar a imitar a pilotos experimentados como Ken Block a bordo del Corvette Stingray desconectando los controles de tracción o estabilidad, puede ser una decisión poco razonable o muy divertida en ambientes propicios. El auto se presta para todo y si bien cuenta con un manejo sorprendente y bajo control, inevitablemente estamos frente a un auto con casi 500 HP de potencia que son enviados directamente al eje trasero, lo que provoca un sobreviraje descomunal, por lo que de inmediato nos solicitará experiencia al volante, así descubriremos su verdadero carácter.
En las pruebas de alce en seco y slalom el comportamiento fue destacado y aunque con algo de nerviosismo, los resultados, siempre lucieron aprobatorios. En la parte ciclo, encontramos frenos con cálipers de cuatro pistones, hiperventilados y firmados por Brembo en las cuatro ruedas muerden con eficacia a nuestra voluntad. Mientras tanto, los rines progresivos de 19 y 20 pulgadas, calzan llantas Michellin Pilot ZP, listas para ofrecer agarre y desempeño incluso a velocidades superiores a los 300 km/h.
PARA POCOS
El Corvette Stingray es ese juguete que no puede faltar en nuestro garaje, al menos, una vez en la vida lo tendremos que manejar. Afortunadamente, la firma americana nos ofrece un auto que, por menos de dos millones de pesos, es capaz de erogar sensaciones tan puristas y adrenalínicas tal y como las esperamos en un auto de su categoría, muy al nivel de cualquier deportivo de origen italiano o alemán. Por su parte, la calidad y refinamiento de los interiores superan las expectativas algo que viene a complementarse con su equipo de sonido, firmado por Bosé, que eroga suficiente potencia y calidad
Sus rivales más cercanos, en este caso Audi R8, Mercedes AMG GT o bien Lamborghini Huracan LP-580 2, que en términos de precio, distan considerablemente de nuestra unidad de pruebas, sin embargo, las prestaciones, pueden estar muy a la par del biplaza americano, donde demostrará su concepción destinada a las pistas.
FICHA TÉCNICA
Motor:
V8, naturalmente aspirado, inyección directa
Desplazamiento:
6.2 litros
Potencia:
460 HP @ 6,500 rpm
Torque:
460 lb-pie @ 4,500
Transmisión:
Automática, de 8 vel.
Tracción:
Trasera
PRECIO: Desde $ 1’258,900 MXN
EN CORTO:
•Aceleración 0 a 100: 3.8 segundos
•Velocidad máxima: 310 km/h
•5 modos de manejo: CLIMA, ECO, TOUR, DEPORTIVO Y PISTA
•DIFERENCIAL ELECTRÓNICO DE DESLIZAMIENTO LIMITADO (ELSD)
+ VIRTUDES
+ Manejo 100% deportivo
+Cómodo, incluso en ciudad
+ Caja de velocidades, reacciona perfecto
+ Sonido motor, siempre contundente
+ Techo desmontable
+ Apariencia actualizada
– AREAS DE OPORTUNIDAD
– Poca visibilidad a través del espejo central
– Cierre de puertas, exige fuerza
– Espacio consola central
– Mandos en el volante poco intuitivos