Autor: admin | 13/10/2015
Estricta disciplina corporativa, generó barreras
JULIO BRITO A.
Durante las pesquisas para encontrar a los culpables de la alteración del software para que los motores a Diesel de Volkswagen superarán pruebas de emisión de laboratorio de manera tramposa, se llega a la conclusión de que no existe algún ingeniero en concreto que pueda asumir la responsabilidad, debido a practicar corporativas inflexibles y extremadamente piramidal al interior del gran consorcio alemán.
A la par de la renuncia de Martín Winterkorn, como presidente de Volkswagen lo hizo también el jefe de desarrollo Ulrich Hackenberg, ambos ingenieros y considerado este último como uno de los Titanes de la industria automotriz, que implementó un sistema de producción flexible, en donde sobre una misma plataforma se podía ensamblar las más diversas carrocerías. Desde un auto sedán, hasta una SUV o crossover. Fue lo que permitió catapultar a VW como la mayor empresa productora de autos en el mundo.
Winterkorn se fue de CEO de VW con la convicción de que estaba ajeno al fraude ambiental y lo mismo sucedió con Hackenberg. Resulta que en las investigaciones se llegó a la conclusión que el sistema piramidal de Volkswagen, donde sólo cabe la palabra “sí señor” impidió que ninguno de los otros ingenieros tocara el tema con la dorada cúpula, que no entendía otra cosa más que disciplina. Se pensó que así eran las cosas y que no había que tocar el tema.
Esta estructura corporativa, de un solo sentido, lo único que permitía es cumplir órdenes, con entendido que no se podía contradecir o solo expresar alguna duda, porque los mandos superiores estallaba en cólera. Hay muchos testimonios que hablan de esta inflexibilidad, que impidió detectar el fraude, que tuvieron que reconocer hace apenas tres semanas ante autoridades de los Estados Unidos y de ahí la dificultad de encontrar responsables. Al final fue “Fuente Obejuna, señor”.