Autor: admin | 15/05/2015
Lorenzo Meyer hace una serie de reflexiones en el sentido de que el desarrollo hacia adentro, entre 1963 y 1981, fue extraordinario, porque se alcanzó un crecimiento del PIB anual de 6.2 por ciento, como si fuera la panacea para el desarrollo económico del país, y se lanzó contra el neoliberalismo como el mal que tiene a la economía con el pobre crecimiento de tan sólo 2.3 por ciento al año.
Se le olvida al historiador decir el final de la historia. Que el desarrollo hacia adentro y el nacionalismo a ultranza de los expresidentes Luis Echeverría y José López Portillo generaron una crisis que duró diez años en resolverse. Al decir que preferíamos créditos a inversiones, parte de los recursos petroleros de Cantarell se fueron en pagar una deuda que nos ahogó, no sólo al gobierno, sino a las empresas y a los ciudadanos, con inflaciones de hasta el 100%.
Agrega Lorenzo Meyer que, treinta años más tarde, la supuesta solución neoliberal que siguió acabó con gran parte de la planta industrial nacional para apostar todo al TLCAN. Y critica aquello de que “la mejor política industrial es no tener política industrial” y se abrió la puerta a cualquier inversión extranjera. “Eso terminó por crear una industrialización de maquila (México exporta muchos autos, pero sus plantas importan buena parte de sus insumos), desligada del resto de la economía y donde el mexicano común y corriente simplemente no vislumbra, porque no lo hay, un futuro aceptable”.
Supongo que Lorenzo Meyer es un buen historiador, pero en lo que se refiere a la industria automotriz está mal informado. Sólo el año pasado se produjeron 82 mil millones de dólares en autopartes para la industria terminal, cerca de 52 mil millones para las plantas de Estados Unidos y el resto para las locales. Hace más de diez años México dejó de ser un país maquilador. La inversión que llega es con tecnología de punta, cuando en los 80 eran sólo arneces, que es donde, precisamente, se quedó el Historiador.
Claro, que sin contar con sectores que están despegando gracias al Tratado de Libre Comercio, como es la industria aeroespacial, donde se fabrican turbinas para grandes aviones. México, es el principal productor de televisiones a Estados Unidos y lo mismo en camiones de carga de pasajeros.
En la comparación que hace sobre el repunte de la economía de Corea del Sur y el estancamiento de México a partir de los 80. no fue porque Seúl impulsara el mercado interno. La diferencia es que nosotros pasamos más de 10 años en resolver el problema de la deuda y ellos optaron por un desarrollo hacia afuera, estilo neoliberal.
Baste decir que ellos exportan un billón de dólares anuales y nosotros 700 mil millones de dólares. Fueron neoliberales diez años antes que nosotros, pero esa historia está por escribirse.