Autor: admin | 13/04/2015
Nos da la impresión que General Motors de México, que lleva Ernesto Hernández ya se resignó al segundo lugar de participación de mercado y mira con respeto a Nissan Mexicana, que preside Airton Cousseau. Desde que tuvieron que entrar al Capítulo II de Quiebra en los Estados Unidos en 2009 y desapareció la marca Pontiac, GMM se ubicó en el segundo lugar. El golpe fue brutal, en aquellos años y pudo caer más, pero una serie de estrategias atinadas evitó que se fuera al barranco. Sin embargo, desde aquel año General Motors no ha hecho nada relevante para presionar o reducir la distancia con Nissan.
Parece encontrase cómodo con el segundo sitio. Francisco Garza, Vicepresidente de Ventas, Servicio y Mercadotecnia de GM de México, comentó en Nueva York que se espera un año de crecimiento de mercado en México hasta el millón 300 mil unidades vendidas, pero GMM se mantendrá con la participación inercial que hasta ahora presenta; o sea, 18.6%.
Hace años, Ernesto Hernández aseguró que perder el liderazgo no le importaba, porque la clave era tener una operación sana, sin tener que recurrir a comprar mercado o hacer locuras en una guerra de precios, que no conducían a ninguna parte. Pero no se pude tener esos paradigmas a largo plazo. Por ejemplo, Nissan en lugar de conformarse con el liderazgo en participación de mercado lo ha incrementado
Desde 24% al 26% en las últimas cifras y tienen la ambición de aumentarla, con sus cinco modelos que colocaron entre los más vendidos en México. Pero esos deseos le falta a General Motors.
Hay inversiones sexenales en puerta, más allá de los 10 mil millones de dólares, pero deben reflejarse en las cifras. Se rumora que podría producirse el Chevrolet Spark en San Luis Potosí y tienen en su portafolio el auto más vendido en México, que es el Aveo, pero parece insuficiente para levantar la moral y competir al tú por tú. Quizás estén más preocupados porque Volkswagen, que lleva Andreas Hinrichs , les dé alcance. Va en tercer lugar pero el éxito del Vento, la llegada del Polo y tradicional fuerza del Jetta podría dar un giro inesperado.