Autor: JULIO MARCELO BRITO ALVISO | 21/08/2017
La fuerza económica de Estados Unidos, el país más poderoso de la tierra, es tal que cualquier comparación con México resulta ridícula. En las negociaciones para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en donde además participa Canadá, las cifras son contundentes.
Por mucho éxito que tenga México en la manufactura automotriz, el negocio, la tecnología y los procesos modernos están en Estados Unidos. Ahí no sólo se ensamblan sino se diseñan, se inventan etc. Un ejemplo sencillo es que Estados Unidos produce 11.5 millones de autos al año, México apenas 3.5. Estados Unidos consume 17 millones de unidades, en donde alguien debe proporcionarle los casi 6 millones de unidades adicionales que requiere. Es decir, su planta productiva está a su máxima capacidad.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos echó las campanas a vuelo porque quitó a México una inversión de 1.5 millones de Ford, cuando su país es el mayor atractivo de inversión extranjera directa, por arriba de los 200 mil millones de dólares al año, mientras que en México, casi morimos de alegría por atraer 31.5 mil millones.
Las cifras son contrastantes y los negociadores saben qué poca relevancia tendrá el hecho de disminuir un déficit anual de 64 mil millones con México, cuando Estados Unidos tiene un desbalance en contra de 340 mil millones anuales con China.
Quizás la única diferencia es que los chinos tienen cerca de un billón de dólares de la deuda estadunidense.
Querer Estados Unidos corregir sus desequilibrios en unas negociaciones con México y Canadá es ridículo e infructuoso. Los números lo dicen.